Actualización 23:59h
El día 28 de diciembre es el Día de los Santos Inocentes. En España y Latinoamérica es costumbre realizar bromas de todo tipo. Este artículo era mi broma. Sin embargo, lo que no es ninguna broma es que se está tramitando la aprobación de una Ley que dinamita los pilares de la Democracia. Si queremos seguir viviendo libres, la Ley de Seguridad Ciudadana no debe aprobarse en los términos del Anteproyecto. Jamás.
Es para mi un honor poder anunciar que en unos días dejaré Change.org y entraré a formar parte del Gobierno de Mariano Rajoy como Secretario de Estado de Seguridad Ciudadana en el Ministerio de Interior. Mi principal cometido será asegurar la aprobación, implantación y desarrollo de la mal llamada Ley Antiprotestas.
Para ser honestos, tengo que decir que me cuesta mucho contener la euforia que siento ahorma mismo. Desde que el viernes de la semana pasada el Ministro Jorge Fernández Díez me llamara a mi móvil para hacerme la propuesta he sentido una pléyade de sensaciones. Desde el vértigo, por tener que abordar una de las mayores redefiniciones de derechos en nuestro país, hasta la mayor de las energías, imaginando como será nuestro país una vez esta Ley lo deje todo bien atado.
Una de las cosas que jamás podré olvidar fue esa sensación de ser “el elegido” cuando el Ministro me dijo: “Paco, no hay nadie mejor que tú en este país para llevar a cabo este proyecto. Tú conoces todos los resortes de la agitación ciudadana. Y por lo tanto tú eres la persona mejor posicionada para terminar con ellos”. Por un momento tuve la sensación de que era el mismísimo Dios quien me hablaba. Tuve que confesarle esa sensación a Jorge en ese mismo momento. Me contestó que él mismo lo había sentido en varias ocasiones y que ya me acostumbraría.
En definitiva, estoy muy feliz por el nombramiento que se va a hacer efectivo en la próxima crisis de Gobierno. Estoy seguro de que será un pequeño paso en mi carrera y un gran avance para la estabilidad de este país. Estoy convencido de que mi contribución ayudará a calmar las aguas y a salir muy pronto de esta terrible crisis económica.
Mientras llega mi nombramiento ya he pedido a mis amigos que dejen de tratarme de Paco y pasen a llamarme, cariñosamente, Franco.
¡Que ganas de empezar a darle duro al tema!